El poder de la fotografía: capturar el tiempo
- Miguelitor
- 6 abr
- 2 Min. de lectura
¡Muy buenas, fotógrafos!
Hoy quiero hablaros de una fotografía muy especial para mí. Es una imagen sencilla, pero cargada de significado. A la derecha está mi madre, sentada en su sillón de siempre, y a la izquierda, mi sobrina, disfrutando de un plato de lentejas con un unicornio de peluche encima de la mesa.
Esta foto me hace reflexionar sobre el verdadero poder de la fotografía: capturar un instante efímero y convertirlo en un recuerdo eterno.

Mi madre, las fotografías y el paso del tiempo
Os cuento algo curioso: a mi madre nunca le ha gustado salir en fotos. Nunca. Da igual si estaba guapa o no (aunque para mí siempre lo ha estado). Siempre encontraba una excusa para evitar la cámara. Sin embargo, con el tiempo, ha empezado a entender que las fotografías no son solo para mirarse a uno mismo, sino para dejar un legado.
Ahora, cuando ve fotos como esta, entiende que no son para ella, sino para quien venga detrás, para mi sobrina y que el día de mañana pueda enseñárselas a sus nietos y decir: "Mira, esta era mi abuela." ¿No es eso fantástico? Poder capturar un fragmento del tiempo y guardarlo para el futuro. Viva la fotografía.
Lo que nos cuenta esta fotografía
Esta imagen nos muestra mucho más de lo que parece a simple vista:
La mirada de mi madre: Fija en su nieta, con calma, con una mezcla de ternura y contemplación. Es como si estuviera disfrutando de ese momento, viendo cómo la vida sigue adelante a través de su nieta.
Mi sobrina y su mundo: Tan pequeña, tan despreocupada, comiendo su plato de lentejas sin ser consciente del peso emocional de esta escena. El unicornio de peluche sobre la mesa añade un toque de inocencia, un recordatorio de que la infancia está llena de pequeños detalles que la hacen mágica.
El reflejo en la mesa: Este detalle me encanta. El reflejo de la niña en la superficie de cristal añade profundidad a la imagen, casi como si estuviera duplicando el momento. Es un pequeño toque que da a la escena un aire más íntimo, como si estuviéramos viendo el instante desde distintas perspectivas.
El valor de los recuerdos
Lo que me fascina de esta foto es cómo encapsula algo tan cotidiano y lo convierte en algo eterno. Mi madre, que nunca quiso salir en fotos, ahora entiende que estas imágenes no son para ella, sino para los que vienen después. Y eso, para mí, es lo más bonito de la fotografía: su capacidad para trascender el tiempo.
Esta escena, tan sencilla como es, tiene un poder impresionante: nos habla del amor entre generaciones, de la conexión entre una abuela y su nieta, y de cómo los momentos más simples pueden ser los que más significado tienen.
Al final, esta fotografía me recuerda por qué amo capturar estos momentos. No se trata solo de la técnica, de la composición o de la luz. Se trata de contar historias, de guardar fragmentos de vida para que otros puedan verlos y sentirlos en el futuro.
Déjame tus reflexiones en los comentarios. ¡Me encantaría leerte! 😊
Me encanta. Las fotografías son para quienes vengan detrás. Saludos desde Madrid