Hasta un negro tiene un Iphone, la pintada convertida en un símbolo de lo absurdo.
- Miguelitor
- hace 23 horas
- 2 Min. de lectura
¡Hola, fotógrafos!
Vamos al grano. Mirad esta imagen. Lo primero que destaca es el nivel de analfabetismo del que pintó "HASTA UN NEGRO TIENE UN IPHONE" en la pared. Un mensaje que, más que ofensivo, resulta ridículo por su propia falta de sentido.

No puedo evitar preguntarme: ¿qué pasaba por la cabeza de quien lo escribió? ¿Por qué jugarse una denuncia para pintar semejante payasada? Y, además, ¿qué quería conseguir? No lo entiendo. Ya sea por ignorancia, frustración o por llamar la atención, lo que deja detrás es un triste ejemplo de ineptitud humana.
Lo curioso es que alguien más decidió tacharlo, como si quisiera borrar esa tontería del mundo. Pero ahí sigue, presente, convertido en un símbolo de lo absurdo.
La escena más allá del mensaje
Si dejamos de lado el lamentable texto, la fotografía tiene otros elementos que merecen atención:
Las ventanas cerradas con rejas:Esas ventanas bajas parecen encarceladas. Rejas robustas, persianas que ni siquiera dejan ver qué hay detrás… Son un símbolo de protección extrema, pero también de aislamiento. Me hacen pensar en lugares que no quieren ser vistos, en historias que están encerradas.
La pared envejecida:La fachada está desgastada, con manchas, grietas y ese aire de abandono que tanto cuenta sin palabras. Es una pared que parece haber aguantado el paso de los años, acumulando historias, algunas tan absurdas como el mensaje que alguien pintó en ella.
La papelera en el centro:Ahí está, colocada como si fuera un personaje más. Oscura, solitaria, parece fuera de lugar. Pero, curiosamente, equilibra la composición de la escena. Es un detalle que añade humanidad, porque incluso en el caos, alguien pensó en colocar un lugar donde tirar la basura.
Lo que me transmite esta fotografía
Esta imagen me genera reflexiones. Me sugiere:
La torpeza humana: El mensaje pintado y luego tachado es un ejemplo claro de cómo, a veces, no sabemos expresar nada relevante. Es una muestra de frustración, de ignorancia, de querer llamar la atención sin tener nada importante que decir.
El paso del tiempo: La pared desgastada, las ventanas cerradas, las rejas oxidadas… Todo habla de una escena atrapada en el tiempo, de un lugar que parece haberse detenido, acumulando historias.
El desorden de lo cotidiano: Cada elemento –el mensaje, las ventanas, la papelera, la pared– parece estar ahí sin conexión, como si todo hubiera sido puesto al azar. Pero, al mismo tiempo, esa falta de orden le da sentido a la fotografía.
Un ejemplo del poder de la fotografía
Lo que más me gusta de esta imagen es cómo algo tan simple como una pared puede provocar tantas reflexiones. La fotografía tiene esa capacidad: convertir lo cotidiano en algo que nos hace pensar.
Aquí no se trata solo de un mensaje pintado. Es la combinación de elementos –el texto absurdo, las ventanas cerradas, la papelera solitaria, el desgaste de la pared– lo que convierte esta escena en algo que merece ser observado.
¿Y tú?¿Qué te sugiere esta imagen? ¿Qué historia crees que cuenta este mensaje, las ventanas o esa papelera que parece olvidada? Déjame tus reflexiones en los comentarios. ¡Me encantaría saber qué ves tú en esta escena! 😊
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