top of page

Suscríbete a nuestro boletín

La fibra óptica, el porno y la esencia de la fotografía callejera

Foto del escritor: MiguelitorMiguelitor


Hace poco, un amigo compartió conmigo algo que, aunque al principio me hizo reír, luego me dejó pensando. Me contó que había contratado fibra óptica en su casa, pero no para trabajar más rápido ni para disfrutar de películas en streaming sin interrupciones. No, su motivación era más simple y honesta: quería ver porno en alta definición, sin cortes, sin buffering, con la fluidez que ofrece el siglo XXI.




Esa confesión, tan absurda como reveladora, me hizo reflexionar sobre algo que tiene mucho que ver con lo que buscamos al hacer fotografía callejera: el interés de las historias no está en lo perfecto, en lo fluido o en lo predecible; está en el conflicto, en lo diferente, en aquello que rompe con la norma.


El conflicto como motor de las historias

En esencia, lo que mi amigo buscaba con su fibra óptica era eliminar cualquier interrupción en su experiencia. Quería consumir algo sin fricción, sin obstáculos, sin sorpresas. Pero piensa en esto: ¿cuántas grandes historias recuerdas que sean perfectas y lineales? Ninguna. Porque las historias que valen la pena, las que nos atrapan, se construyen alrededor del conflicto.


El conflicto es lo que nos mueve. Es lo que nos hace mirar, reflexionar, conectar. En fotografía callejera, esto es aún más evidente. Sin conflicto, una escena es simplemente eso: una escena. Pero cuando entra en juego una tensión, una yuxtaposición, un contraste, la imagen se transforma. Aparece una historia.


El contraste: el alma de la fotografía callejera

La fotografía callejera no se trata de encontrar la belleza convencional o la perfección técnica. Se trata de encontrar lo que destaca, lo que desentona, lo que no debería estar ahí pero está. Es como ese buffering inesperado que interrumpe un video perfecto, pero que, en lugar de molestar, te hace prestar atención porque rompe con lo esperado.

El contraste es la esencia de la fotografía callejera porque nos obliga a mirar dos cosas que, juntas, no deberían funcionar, pero lo hacen. Es el choque entre la calma y el caos. Entre lo moderno y lo antiguo. Entre lo pulido y lo desgastado.

Y más allá de lo visual, es el contraste humano lo que realmente atrapa:

  • La soledad en medio de la multitud.

  • La sonrisa en un rostro lleno de cansancio.

  • El lujo junto a la pobreza.


Es en esos pequeños choques donde encontramos las historias que valen la pena contar.

La perfección es aburrida

La confesión de mi amigo sobre la fibra óptica me llevó a una conclusión: el deseo de perfección, ya sea en una conexión a internet o en la vida misma, es terriblemente aburrido.

En fotografía callejera, lo perfecto es predecible. Una imagen perfectamente iluminada, perfectamente simétrica, perfectamente equilibrada puede ser técnicamente correcta, pero muchas veces carece de alma. Porque el alma no está en la perfección; está en la imperfección. Está en los errores, en lo inesperado, en lo que no encaja.

Lo que hace que una foto sea interesante no es que todo esté en su lugar, sino que algo no lo esté. Es esa interrupción, ese "buffering" visual, lo que nos obliga a detenernos y mirar.


El porno de la calle: lo diferente

Así que, ¿qué significa todo esto para la fotografía callejera? Significa que, al salir con tu cámara, no busques lo bonito, lo limpio, lo predecible. Busca el porno de la calle: lo crudo, lo diferente, lo que no encaja. Busca el conflicto, el contraste, la contradicción.

La fotografía callejera no es un ejercicio de perfección técnica; es un ejercicio de observación. Es encontrar esas pequeñas historias que ocurren en los márgenes, en los lugares donde las cosas no son como deberían ser. Es capturar lo humano en su estado más puro: imperfecto, caótico, lleno de tensiones.


Conclusión: El conflicto es la clave

La próxima vez que salgas con tu cámara, recuerda esto: no estás buscando una imagen perfecta, estás buscando una historia. Y las historias no son lineales, no son fluidas, no son perfectas. Son un caos de emociones, de contradicciones, de conflictos.

Así que haz lo contrario de lo que hizo mi amigo con su fibra óptica. En lugar de buscar lo fluido y lo predecible, busca la interrupción, el choque, el momento que no encaja. Porque ahí, en ese contraste, encontrarás la esencia de la fotografía callejera.

Al final, la vida no es un video de alta definición que fluye sin interrupciones. La vida es el buffering, el conflicto, el contraste. Y la fotografía callejera es el arte de capturar ese caos, de encontrar la belleza en lo imperfecto y en lo inesperado.

Sal a la calle, busca el conflicto y cuéntanos la historia que solo tú puedes ver.

1 visualización0 comentarios

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
bottom of page