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¿Por qué Anne Leibovitz nunca dispararía como tú?

Hola, fotógrafo, hoy te voy a decir el por qué la buena de Anne nunca dispararía como tú. Agárrate




La fotografía no es un botón, es un pacto

Anne Leibovitz, probablemente una de las fotógrafas vivas más influyentes, no solo captura imágenes, captura historias. ¿Sabes cuál es su verdadero truco? No dispara hasta que siente que ha hecho un pacto con su escena. No con su cámara, no con su luz, sino con el alma de lo que está frente a ella. ¿Tú lo haces? Ojo, no estoy hablando de esperar el "momento perfecto" (odio esa frase), sino de crear un vínculo.


Leibovitz nos grita, sin palabras, que la fotografía no es un acto técnico, sino un acto profundamente humano. Si no estás dispuesto a dialogar con lo que ves, ¿qué estás haciendo con tu cámara? Pregúntate: ¿alguna vez has dejado que una escena te hable antes de apretar el obturador?


El error más grande: disparar sin escuchar

¿Sabes qué error no cometería nunca Anne Leibovitz? Fotografiar sin escuchar. Y no me refiero a escuchar con los oídos, sino con la piel, con el alma. Ella dice que su cámara es un testigo, no una barrera. Pero muchos de nosotros, fotógrafos de a pie, usamos la lente como un escudo, como un filtro para no enfrentarnos a lo incómodo, a lo real.

¿Te ha pasado? Te paras frente a tu sujeto, encuadras y disparas como quien resuelve un trámite. Y ahí está el error: has documentado, pero no has interpretado. Has visto, pero no has mirado. Anne no lo haría.


El consejo: encuentra la verdad detrás de la mirada

Anne Leibovitz te diría algo más o menos así: "Tu trabajo no es capturar lo que parece, sino lo que es". Y eso, amigo fotógrafo, no está en tu cámara. Está en tus entrañas. ¿Por qué crees que sus retratos son tan brutales? Porque no se queda en la piel ni en el maquillaje, sino que atraviesa hasta el hueso.


Ponlo en práctica. La próxima vez que fotografíes a alguien, no busques mostrar una cara bonita o un encuadre perfecto. Busca la verdad. Puede ser incómoda, puede ser cruda, pero será real. Y al final del día, la autenticidad es lo único que queda.



Tu misión: dispara como si no tuvieras cámara

Te dejo esta reflexión: ¿qué pasaría si hoy salieras a fotografiar sin tu cámara? Sí, sin tu herramienta de “captura”. ¿Podrías seguir viendo la belleza, la historia, el drama de lo que te rodea? Si la respuesta es no, es que has puesto demasiado peso en el equipo y demasiado poco en tu capacidad de sentir.

Anne Leibovitz nunca dejaría que su cámara fuera más importante que su mirada. Tú tampoco deberías. Sal, observa, siente. Porque la fotografía no es un reflejo de lo que ves, es un martillo para romper lo que crees que ves.

Y recuerda, fotógrafo, no importa cuántos errores cometas, si disparas con el corazón, siempre estarás más cerca de la verdad.

Hasta la próxima.Miguelitor


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